Jenny POV

El día siguiente, Edward me volvió a ignorar excepto por las veces en que me fulminaba con la mirada.

Así seguimos hasta el viernes. Entonces fue cuando dije ‘Hasta aquí’. Yo no había hecho nada malo. De hecho no había hecho nada del todo…y el iba a entender eso. Mi vida ya era lo bastante complicada.

Acaba de tener una pelea con mi madre en la mañana, tenía que aprenderme 8 coreografías para las clases de danza, no había dormido en toda la noche gracias a my molesto primito y su concepto de diversión el cual consistía en mantenerme despierta con ruidos fuertes y lanzándome cosas (esa era la segunda noche). No había desayunado, agrégale a eso un cinco en historia y tienes la combinación perfecta para mi completo estrés. Estaba a punto de la histeria.

Edward llegó a Calculo a tiempo. Decidí que no era el momento de confrontarlo e intenté intensamente prestar atención a la clase.

Todo era normal y se acercaba el almuerzo. No podía esperar. Por fin averiguaría cual era su gran problema.

-- A la hora del almuerzo --

Estaba platicando con otra amiga cuando los vi entrar. Me disculpé, me paré y caminé hacia él. Tan pronto como me vio su sonrisa despareció. No me importo y seguí caminando hacia él. Cuando por fin llegue a él, paré.

- ¿Puedo hablar contigo? – le pregunté educadamente. De mala gana, se detuvo como si no tuviera otra opción. El resto de su familia se fue sin siquiera mirarme (a excepción de Alice, que me sonrió y yo le devolví la sonrisa).

- ¿Qué quieres? – me preguntó con frialdad.

- Saber cuál es tu problema – le contesté sencillamente pero igual de frío y cortante como él.

- ¿Qué te hace pensar que hay algún problema?

- Mira, Edward, me odias ¿de acuerdo? Cualquiera lo podría notar. Quiero saber por qué. Yo no te he hecho nada – le dije defendiéndome.

- Tienes razón. Sólo soy un patán por naturaleza – dijo encogiéndose de hombros.

- Nadie dijo que no. Pero tengo 3 clases contigo. En las qué estamos juntos de una manera u otra. Por eso quiero saber su problema, y quiero que - si me vas a odiar sin motivo - hacerlo en una forma no grosera. Puede que no sea del agrado de todo el mundo aquí, pero nadie es hostil hacia mí ¿sabes? ¡Y me gustaría que siga siendo así! – dije sin darme cuenta de que había estado levantando la voz hasta el punto de estar casi gritando. De cualquier manera, la cafetería estaba escuchado nuestro argumento y estaba ahora completamente callada eperando la respuesta de Edward.

- Mi problema es…mi problema es…¿sabes qué? No importa. Lo siento, sé que estoy siendo grosero, pero no puedo evitarlo – dijo en voz más baja. Yo no sabía qué decir. ¿Debía aceptar eso y seguir viviendo con él de esa manera? ¿Debería que seguir gritando y haciendo pucheros? ¿Debería ignorarlo de por vida?

- Inténtalo – dije y salí de la cafetería con todos los estudiantes mirándome.

Caminé unos minutos hasta que empecé a ver borroso. Intenté encontrar algo para sentarme, pero antes de que tuviera una oportunidad, la obscuridad se apoderó de mí…y colapsé.